domingo, 8 de marzo de 2009

Después de la pausa

Llamémosle un "bloqueo temporal de la inspiración" o una "dificultad inesperada para escribir" o simplemente un "descuido del sí mismo en el que ando por estos días". Pero aquí estoy de vuelta, haciendo música con las teclas y lista para renovar la frecuencia de mis apariciones.

Israel sigue siendo el mismo después de guerras y ataques desproporcionados a los territorios palestinos. Las kalaniot, flores típicas de la primavera comienzan a extenderse por los verdes campos que rodean la Franja de Gaza, que sorprendentemente queda mucho más cerca de lo que imaginaba, pues el viaje que hicimos en auto hace un par de semanas tomó un poco más de una hora y media. Y mientras el prado se tiñe de rojo floral, el rojo sangre todavía debe estar fresco unos metros más allá, al interior de la Franja.

Los políticos, claro está, no pueden faltar. Después de las elecciones del 9 de febrero para Primer ministro israelí, aun no se sabe, a ciencia cierta, quién es el elegido entre los dos candidatos más favorecidos, Tzipi Livni y Benjamín Netanyahu. Por tratarse de un gobierno democrático parlamentario, el sistema funciona de la siguiente manera: los ciudadanos votan por un partido que previamente ha nombrado un candidato a Primer ministro, aquel candidato que obtenga el mayor número de votos, que se traducen en "sillas en el parlamento", sería quien obtenga la victoria, obviamente, pero en este caso ambos candidatos quedaron a ras en la diferencia y ninguno logró conquistar las suficientes sillas de las 120 que conforman el parlamento.

Por lo tanto el ganador será aquel candidato, entre los dos empatados, que el presidente designe, después de consultarlo con los líderes de los doce partidos que, con más o menos votos lograron un lugar en el parlamento, para que logre hacer coalición con estos partidos contrincantes y asegurar la ventaja en el gobierno. Esta condición puso en la delantera a Benjamín Netanyahu, un candidato de derecha que aspira a repetir mandato por segunda vez (1996-1999). Pero valga aclarar que esto no convierte a Netanyahu en Primer Ministro de forma automática. Primero tiene que tener éxito formando la coalición de gobierno, para lo cual dispone de 30 días y la posibilidad de alargue de otros 14. Si no lo consigue, el presidente puede darle a otro la oportunidad de intentarlo o llamar de nuevo a elecciones. Un sencillo sistema, ah?

Así, con Primer ministro todavía en el aire, una fuerte oleada de calor en los últimos días, y una memoria colectiva de corto plazo que prácticamente olvidó el más reciente ataque a la Franja de Gaza, comienza la primavera. Veremos que traen los vientos en esta nueva nueva estación.

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