jueves, 29 de enero de 2009

Repitiéndome


La perspectiva del futuro es borrosa e impalpable. Me figuro tantos destinos como sean posibles, traídos de la mano del azar o encaminada hacia ellos por la determinación inequívoca de mis elecciones. Hacer de la vida lo que se puede, acaso lo que se quiere, mejor aun lo que se desea. Transfigurarse en seres mutables que no tienen permanencia de tiempo ni lugar, flotar en la espera sin que agobie el avance mudo de un minutero...ser.

Demasiados afanes acosan el transcurso y en ellos sumidos los hombres avanzamos ciegos de la prisa incomprensible de llegar a no sé donde. Y para qué? La muerte es la frontera compartida que sin duda atravesaremos tarde o temprano sin la salvación de ningún dios exclusivo. Y no me refiero entonces a habitar en la inercia ni excusarse en la muerte para no realizar. Me refiero a encantarse con la simplicidad y darle su ahora al ahora.

domingo, 25 de enero de 2009

Invierno caliente

La temperatura no baja de los 13 grados en Tel Aviv, los días son soleados y las noches, aunque frías no exigen ataviarse con toda la indumentaria propia del invierno. Sólo durante una semana hizo un frío que merece llamarse como tal y llovió tan poco que escasamente alcanzó a humedecer la tierra. Ya pasamos la mitad de enero y en Israel caen más cohetes que agua. Ambas situaciones bastante preocupantes, pero al menos la primera está en manos de los hombres detenerla, no pasa lo mismo con respecto a la segunda porque aun no tenemos el poder de hacer que llueva.

El Mar de Galilea o Lago de Tiberias es el principal recurso hídrico de Israel, un lago de agua dulce que se alimenta del río Jordán y que permite el abastecimiento de agua dulce a las ciudades, y la irrigación agrícola de los cultivos, incluyendo los del desierto del Neguev. Que no llueva durante el invierno, la única época del año en la que se puede recoger agua para el resto de las temporadas, es una alarma que debería tener a este país de pelos parados. Acaso estamos en medio del Amazonas donde abundan los ríos y hay agua suficiente para despreocuparse ante una sequía. Israel es un territorio desértico, seco, que sirve de testigo ante la inercia en el incremento del nivel en su lago de agua dulce. Sólo hasta ayer comenzó una campaña en los medios que dice literalmente "También en invierno Israel se seca, no tenemos agua para malgastar".

Sin embargo seguimos consumiendo con tranquilidad porque por muy grave que sea la situación no es que el Mar de Galilea se vaya a secar este año, y mientras tenemos de qué nos preocupamos. Pero basta echar un vistazo al futuro para estremecerse pensando qué pasará si esta locura de cambio climático sigue haciendo que en Colombia llueva todo el año y que en Israel no caiga una gota de agua.

martes, 20 de enero de 2009

Obama o la necesidad de una esperanza


Aunque me considero una utópica resignada, una ilusa de la tolerancia, una pacifista sin remedio, la desesperanza gana cada vez más terreno en mis apreciaciones del mundo. Creo que la humanidad somos una masa de seres que así como usamos el cerebro para las creaciones más asombrosas, lo hacemos también para las destrucciones más tenebrosas. Así que un día como hoy, en el que Obama se posesiona como el presidente de Estados Unidos, la potencia que ya no lo es tanto pero que al fin y al cabo todos tenemos que ver con ella, la esperanza estruendosa que han transmitido los medios no lo es igual para mí.

Tanto escándalo por la elección de un hombre negro como presidente soló demuestra que estamos más atrás que el....que estamos muy atrás. No debería generar semejante desconcierto si nuestra ideología llegara más lejos de considerar la potencia de un ser humano por su color de piel. Pero bueno, una cosa es cierta, como bien lo dijo Freud, la masa sola es una cosa y la masa con un líder es otra. El despliegue mediático que ha generado la elección de Obama enseña la urgencia de medio mundo por depositar en un líder la necesidad de su esperanza. Al menos él tiene las agallas de medirse a tremenda odisea, la tarea de gobernar y convertirse en el símbolo de un sueño colectivo que aspira al cambio. Habrá que esperar para ver si tanta apoteosis se sostiene en los hechos, porque aun en medio de mi crisis de fe quisiera pensar que algo bueno llegará con él.

domingo, 18 de enero de 2009

Un fin sin fin

Oficialmente, hoy domingo a las 2:00 am, comenzó el cese al fuego en Gaza, a pesar de que las tropas israelíes continuarán en la Franja hasta una nueva orden. Ayer sábado el Primer ministro declaró el detenimiento de los ataques después de 22 días de guerra. Se silenciaron las armas y las bombas, pero sinceramente no creo que esto signifique un fin. En primer lugar sólo Israel aceptó suspender la ofensiva pero Hamás rechazó la propuesta lograda por la intervencion de la comisión internacional mediadora en este caso, y prometió continuar el lanzamiento de cohetes, ante lo cual la respuesta del primer ministro no deja más que pensar que estos 22 días fueron sólo una muestra de lo que puede continuar. "Si nuestros enemigos deciden que los golpes que han recibido no son suficientes y están interesados en continuar con la lucha, Israel estará preparado para eso y se sentirá libre de seguir reaccionando con fuerza", afirmó.

No hay en estas palabras ninguna insinuación de una iniciativa de paz, de un interés por buscar vías alternativas para solucionar este conflicto. Lo que quedó sembrado en gran parte de la población de Gaza es el odio, el ansia de venganza, la rabia. Y seguramente este sentimiento se traducirá en retaliaciones, en nuevas estrategias para atacar a Israel y, como una cadena de reacciones sin fin, esto llevará a la concreción de las advertencias de los gobernantes israelíes.

El fin de este episodio pero el comienzo de otra crisis, la reconstrucción de una ciudad que ahora tiene que levantarse con un líder debilitado y enojado, y miles de muertos en sus calles y heridas en el corazón de igual número de familias, la recuperación de un pueblo sin una política clara y hundido ahora en las peores condiciones de vida después de ser arrasado por la furia de su vecino. ¿A esto se le puede llamar un fin?

lunes, 12 de enero de 2009

Todos dicen la verdad. ¿Todos dicen la verdad?


En esta guerra, una guerra ha sido también conmigo. En medio de opiniones, argumentos, manifestaciones, defensas y ataques, no sé qué pensar. Busco aquí y allá, busco explicaciones que me lleven a entender la fuerza que motiva esta guerra, el precio de ver uno tras otro cómo aumentan los muertos. Muertos, una vida tras otra que se extingue, y con ella la de tantos otros que giran a su alrededor. Hoy en las noticias vi una nota sobre una chica, una de tantas mujeres, madres, hermanos, amigos, una chica que está embarazada y a la espera de que su hombre regrese de la guerra después de que se internó hoy en el territorio de Gaza, deseando más que nada que su hijo logre conocer a su padre. Una cadena de acontecimientos para aquel niño que corre la suerte de nacer o no con padre. Como si eso de nacer con o sin padre diera lo mismo. Ni imaginar qué historias existirán detrás de cada personaje de la guerra. Son miles los que lloran tras cada muerto y se mueren un poco también con él.

Trato de alcanzar las razones, las históricas, las políticas, las lógicas que me ayuden a entender, y después a tener una posición. Pero hallo tantas, de tan variada procedencia y perspectiva, y tan diversas en sus sustentos que no sé que pensar. Creo que este limbo posicional me afecta tanto como el desastre mismo que ocurre ahora. Tal vez fuera de Israel sea mas difícil escuchar voces que aunque condenen el ataque en Gaza expongan también las razones que lo justifiquen, pero aquí, por obvias razones, es un discurso que intenta sostenerse, y lo hace con algunos puntos a favor. Y al mismo tiempo la avalancha de rechazo por las acciones de Israel, con toda razón, pero que, en muchos casos, desconoce y trivializa el complejo fondo de este desencuentro entre pueblos.

De manera que si la razón no me trae sosiego el sentimiento sigue imperando, un profundo sentimiento de pesar. Pero en la guerra no hay lugar para la lástima, una de las razones por las cuales seguro mi carácter es antítesis de ella. La guerra devela ese lado del rostro humano que parece no estar entre mis máscaras, la determinación invencible de lograr un objetivo a costa de destrucción y muerte. El ataque tan funesto que Israel emprendió, con el precio de las víctimas incontables del bando que sean, no puede conducir a nada bueno, incluso si los objetivos con que se inició la guerra se llevan a cabo.

miércoles, 7 de enero de 2009

Y la gente sigue comprando zapatos




Israel es un pequeño país que alberga un poco más de siete millones de habitantes, sin embargo en su territorio se viven paralelamente dos mundos diferentes. Tel Aviv, por ejemplo, es un país dentro del país, una burbuja de vida moderna, una urbe de espíritu joven que se recorre mejor en bicicleta y lejana a una guerra que sucede en Gaza, al sur de Israel. La distancia en kilómetros no es grande, pero en realidades lo es mucho. Yo, acostumbrada a ver cómo en Colombia ocurren masacres y combates de tintes escalofriantes pero lejos de la vida cotidiana de la ciudad, veo con asombro la naturalidad de la gente frente a la guerra y la continuación impasible de la vida diaria.

No debería sorprenderme tanto, pienso yo, viniendo de un lugar donde reina la indiferencia y no nos damos por enterados de los cadáveres que bajan por el río, de los juegos macabros con cabezas a manera de balón, de los secuestros interminables. Pero me sorprende y me molesta que se siga respirando el mismo aire sabiendo que a escasas horas de Tel Aviv se vive un infierno de dolor y muerte.

Uno de mis trabajos aquí es en una exclusiva tienda de zapatos, costosos zapatos "de marca". Y como si nada sucediera, la gente sigue llegando a comprar los zapatos para la fiesta de esta noche. Cómo es posible pensar en fiestas cuando la cifra de muertos alcanza casi los 600, y ni hablar del número de heridos y la gravedad de la situación humanitaria. El sábado en la noche comenzó la operación terrestre en Gaza. Ahora miles de soldados israelíes, la mayoría de ellos jóvenes que no sobrepasan los 23 años, combaten a su suerte contra Hamas. Ya han muerto varios de ellos y cada vez llaman a nuevos israelíes a enlistarse en las filas de batalla. Pero a pesar de la guerra la gente sigue comprando zapatos, y sigue yendo a cenar a un lujoso restaurante, y sigue planeando la rumba del fin de semana. A lo mejor detener las actividades cotidianas no conduzca a ningún cambio de la situación actual en Gaza, pero al menos por solidaridad con el propio ejército, o por compasión con las víctimas del "enemigo" debería generarse un cambio en la actitud de la gente.

Pero qué se puede pedir. Seguramente la mayoría de las personas sólo está esperando que este amargo capitulo termine pronto para no tener que experimentar la incomodidad en el sofá cuando ven las imágenes que transmite el noticiero con los muertos de la jornada. Siempre es más fácil vivir sin saber, o vivir haciéndose el que no sabe.

lunes, 5 de enero de 2009

En contra

Es como si de repente estuviera conociendo la "otra" cara de vivir en Israel, esa que hasta ahora no era más que fama y que en nada concordaba con lo que había vivido aquí. El país que nació entre conflictos y que, a pesar de las treguas y los períodos de calma, se mantiene latente en la amenaza de volcarse contra su enemigo o de que aquel se vuelque contra el. ¿Enemigo? que palabra tan disonante a mis oídos, que incapacidad la mía de comprender su significado, que ignorancia del sentimiento de tener un enemigo. Yo experimento una profunda tristeza al ver las consecuencias de los ataques realizados en Gaza, de los niños que mueren, de los civiles que inevitablemente caen, del dolor de las madres, del terror de la gente. No puedo imaginar qué debe sentirse saber que están cayendo bombas desde el cielo y que todo alrededor se destruye con la rapidez de un trueno. Tal vez por mi desconocimiento o por mi naturaleza no puedo desde ningún punto de vista aceptar lo que está sucediendo, pero tampoco pienso que Palestina es "el pobrecito" de la historia. Hamas es un grupo fundamentalista, extremista, que no representa los intereses de Palestina pero que a pesar de esto los gobierna porque paradójicamente el mismo pueblo los eligió. Hamas no aboga por el establecimiento de un país llamado Palestina que comparta límites con Israel, sino por la exterminación de Israel y la implantación de un Estado absolutista regido por el Islam. Y si en medio de todo esto hay al menos una intención rescatable de Israel es que no está dentro de sus objetivos "desaparecer" a Palestina, sino combatir a Hamas. Lamentablemente en Gaza uno y otro terminan siendo casi lo mismo porque Hamas tiene localizados sus centros de operaciones, túneles y bodegas de armamentos en zonas residenciales.

El sábado en la noche estábamos en la casa de la abuela de Ayal y después de la comida veíamos las noticias sobre el avance de la guerra. En un momento mostraron las imágenes de las numerosas protestas que hay en el mundo contra los ataques israelíes, y una de ellas era en Colombia!! Mostraron la marcha que hubo en Bogotá y hasta una pronunciación de un representante palestino. Y yo, que hasta ahora permanecía en silencio, dije: Ay! eso es en Colombia. Cuando terminó la nota, la mamá de Ayal me dijo: María, por qué ellos no entienden que nosotros no somos los malos. Y antes de que yo craneara mi respuesta Ayal se adelantó a decir: ella tampoco entiende. Mi argumento fue: yo lo entiendo, pero hay algo que no acepto, me parece que la respuesta de Israel es desproporcionada en comparación a lo que ha sufrido por cuenta de los ataques de Hamas, y más que eso se trata simplemente de mi oposición declarada a la violencia, a la guerra, a la destrucción de los hombres entre sí. Aquí, el hermano de Ayal hizo una cara como de "pobre niña ilusa que no sabe en verdad lo que dice, porque el mundo es una cosa completamente opuesta a esta ideología" (bueno, esa fue mi interpretación de su gesto). Entonces la mama intervino: permíteme que te explique algo.

Me dispuse pues a escuchar con oídos limpios los argumentos de esta mujer (que sin lugar a dudas es de tendencia derechista) y a tratar de complementar mi información para tener más elementos que fundamenten mi posición. De todas las cosas que me dijo una sobre todo me dejó pensando. Durante los últimos años Hamas ha lanzado desde Gaza incontables cohetes que han causado muertos, heridos y daños en las ciudades del sur del país. Obviamente, es un ataque más a cuenta gotas, por decirlo de alguna manera, menos llamativo internacionalmente y con menos afectados, por supuesto. Pero de cualquier forma es una situación que un gobierno, que se supone debe asegurar el bienestar de sus ciudadanos, no puede soportar sin límite. Ella me dijo: ponte a pensar que un país vecino lanza ataques permanentes contra Colombia y mantiene azotada esta región con cohetes tras cohetes. Seguro estarías de acuerdo con que el gobierno de Colombia hiciera algo porque ya no es posible soportar tanto. Si se intentaron los diálogos y las treguas y estos no trajeron como resultado el cese de "la jodita con los cohetes" entonces no hay de otra que "atacar para defenderse".

Lo que me hizo pensar es que en efecto hay razones valederas para que Israel quiera defenderse, pero eso no me convence de que el medio que utiliza sea el mas idóneo. Primero, por razones humanitarias y segundo, porque, aunque yo no sé nada de estrategia, creo que esta avanzada militar no conduce en realidad al aseguramiento del bienestar de los ciudadanos, sino a incrementar el odio de los palestinos hacia los israelíes y tras el odio vendrán las retaliaciones y tras las retaliaciones vendrán los ataques de Israel para defenderse, y así, como una serpiente que se muerde la cola.

La conversación en la casa de la abuela estuvo agitadísima, pasional, alzadita de tono. Unos contra otros exponiendo sus opiniones, y yo, viendo como hierve la sangre cuando los protagonistas son los que hablan sobre su historia. Me imaginaba sosteniendo una discusión sobre la guerrilla, los paramilitares o la corrupción en Colombia y sintiéndome tan dolida por estos males que pudren mi país, y por lo tanto enérgica y emocionada defendiendo mi posición. En este caso, el del conflicto Israel - Palestina no es tan fácil exponer ante otros mi parecer porque evidentemente hay muchos baches en mi información que me impiden ver la otra cara de la moneda y que solo últimamente escuchando a algunas personas me voy enterando. En el mundo hay mucha ignorancia sobre lo que pasa aquí, así como cuando los izquierdistas de Dinamarca salen a defender a capa y espada a las FARC sin haber vivido ellos en carne propia las nefastas acciones de su defendido grupo. A pesar de mi ignorancia yo sigo firme en mi actitud de rechazo a la guerra y en mi pesar por las víctimas de ambos lados. A lo mejor lo que tomo del gesto del hermano de Ayal es correcto y mi ideología es una utopía que no representa utilidad ni se ajusta a los aconteceres del mundo. Desde tiempos de los que ya no queda registro, la violencia, la guerra, la conquista del otro y de sus territorios han marcado las rutas de la historia, no es nada nuevo ni sorprendente que todavía el hombre siga operando bajo los mismos esquemas....pero aun así, como me duele....